Desnuda mi alma, con cada beso,
No la dejes angustiada, y sola
recoge sus partes, aún dispersas.
Alma que descubres en cada pétalo,
de un lirio, una violeta, o una amapola,
No la dejes entristecida, y desolada.
Desnuda mi alma, vaga e inquieta
bordeando la espuma de la ola,
dormida dulcemente en la miel de tus aromas.
Alma que aflora sobre las grietas,
en el peñasco del acantilado asoma;
esculpiendo, despacito, con suaves cinceladas.
Desnuda mi alma con tu mirada,
embalsama mi corazón con tu aroma,
riega con tu cálida sangre contenida.
Desnuda mi alma, al llegar la primavera,
detén el invierno, que el verano demora,
mientras el otoño cubre con sus hojas, la pradera.
Alma que como espuma se disuelve,
Las tristezas, en su efervescencia galopa,
deja que la primavera nos descubra.
Desnuda mi alma, deja volar las mariposas,
en libertad, en silencio, sin fijar su travesía,
simplemente, sin medidas sobre las cosas.
Alma que habita en tu fragancia,
suspiros al viento, cada día elevas,
descubriendo en su andar, su elegancia.
Desnuda mi alma, nada tiene, nada obtiene,
alejándose del amor, todo lo niega,
Porque en ese abandono de amar, hace su entrega.
Alma alcanzas en la incertidumbre,
la delicia de tocar el cielo, con tus caricias,
en la disparidad, en el intervalo de la discrepancia.
Desnuda mi alma, en ella habitas,
creando huracanes, torbellinos y borrascas;
Voluntad, deja de sangrar, si aún deliras,
porque la barca, se marcha sin espera.