Alfombra roja

Me fui contando los pasos
que dejabas tras de ti,
No te miento.
Sonaba alegre en la acera
el pulso latente de tus botas
Era invierno en la arena
y en la lluvia envidiosa
que decidía tocarte.
Tus palabras me arrastraban
a esa silla,
y temblaba la madera
¿No te acuerdas?
Ni mas vino,
ni otra copa
ni los secretos que imaginé
en esa servilleta doblada,
Lo cierto es
que no pude sondear el abismo
en tus ojos
ni evitar en mis entrañas
tu fuego azulmarino.
Pudo ser la luz difusa
que te alegraba la cara
o ese libro
que rozaban tus dedos.
Quizá fue el licor,
o las ganas de olvidar
no sé muy bien qué.
O fue tu sonrisa inmortal,
y como postre,
el café con leche de tu pelo
o tus palabras en sumidero
cayedo al fondo del vaso.
La ceguera que me dejan
tus ideas azules
me dejan el recuerdo
en carne viva,
Y no miento si te digo
que me gusta este vaivén
de danzas, de miserias
y de grietas pestilentes.
Me cansé- dije,
de tardes sin espejos
de noches de histeria amordazada,
de la oscuridad en tus pupilas
por las mañanas,
de ese gallo que anuncia el día
y te echa de mi cama.
Pero lo cierto es
que jamás pensé
en huir de tus manos,
hechas de alfileres ingrávidos.
Mentiría si dijese
que no es fuego en mis pupilas
el mirar sereno de tu piel blanca,
ni respiración agitada
el tintineo de tus labios
cuando fallece el alba.
Mentiría sin dudarlo,
por tus puños de revolución
que son para mi corazón
camino, puerto,
lugar en que ululan mis esperanzas.
Un tic-tac que no oyes
me resuena en el alma
y se encierra en la imagen
de tu cara,
insomne en mis brazos.
Escribo para ti,
o si quieres para los cajones.
En silencios poderosos
se tambalean estas letras.
Escribo tal vez,
para que no muera
el faro de tu mirada
que alumbra mi camino a casa,
que son tus manos,
definitivamente.
Rosa
RGG