.despedida.

He aquí a tu hijo, amada madre mía
desde su infinita parálisis negada,
rescatando aire de la entraña dañada
para darte lo que queda de luz y alegría
Madre, he aquí a tu hijo en la agonía
simulando volar sobre alas quebradas,
resistiendo, y acallando las llamadas
de la certera muerte que llevarme ansía
Madre, intuyo en tus ojos la tristeza
porque engañar tu sangre no es posible
y ambos nos mentimos ausente entereza
Y rogando milagros de la naturaleza
sueño con tus manos de calor apacible
mas allá de la vida, conservar su tibieza.