Quedándose en silencio, hasta que se decida
el cierre de esta historia, que llegue a su final.
No existen ilusiones, ni alegrías, ni pasiones,
no queda una esperanza, remedio ya no hay.
Si quedara un aliento, pero ya se ha agotado,
el vacío cubre todo lo que antes existió
y sin voluntad alguna, triste como ninguna,
solo queda el cansancio y decir el adiós.
Aunque esto te parezca como la paz perfecta
porque no hay un reproche ni tampoco rencor,
como en aguas tranquilas del estanque o del lago,
el espíritu aguarda, para ver reflejado
la verdad que a su tiempo, disfrazara el dolor.