Ayer soñé, que estaba a tu lado
que íbamos juntos, los dos de la mano
que dije muy pocas palabras
y que tú me oías atenta
que los dos mirando hacia el cielo
esperábamos de Dios un milagro
y con una simple caricia me sentí reconfortado.
Ayer en el sueño, creía que podía
hacer más brillante a la noche, que al día,
pensé que el deseo sería una orden
y que los sueños serían realidad.
Te vi a mi lado, gocé tus caricias
te llevé a la cama, y te enseñé amar.
Ayer en el sueño, no supe qué haría
al despertar, los deseos, de mi propia fantasía
al comprender lo iluso y al ver la verdad
y saberte alejada de mi propia realidad.
Pero ahora, ya despierto, te encuentro en mi cama
te aprieto con ganas y realizo la ilusión de mi sueño.