Despertó mi alma... Ninfa Duarte

Mi alma despertó un día cuando

la mañana se desperezaba en mi almohada;

me sentí flotar por encima del horizonte

y pensé en ti, amadotrovador.

Por mi ventana entreabierta respiré aroma de flores,

llena de euforia,

desbordaba mi alma en versos de amor a la vida,

y a la hermosa creación,

mi poesía se hizo viento, soplando armonías

sobre las rosas del jardín;

las trenzas de los árboles

se balanceaban de alegría y verdor…

Reconocí al amor en cada pétalo,

en cada trino, en cada precioso querubín;

estabas en mis sueños y en mis despertares,

eras el motivo de mis alegrías

el despertar de mis mañanas

y el ocaso de mis soñares…

Te encontrabas en las aguas del arroyuelo,

que corren traviesas,

te miré sonriendo

y tu cascada de perlas iluminó mi vida…

Deleite de mis días solitarios

flor de los vergeles y pinares agrestes,

alegres matices de los campos, y tibia brisa de los prados.

Eres el murmullo inspirador de las fuentes,

el susurro dulce de las ramas de los tajyes,

y el ocaso rojo de amores…


Te reconozco en la inspiración de mis versos,

estás en mi musa de poeta,

en el sublime azul del infinito y

en toda la maravilla de la creación.

Mas también, estás en mis palpitares

en mis andares de gacela enamorada

y en los suaves decires de mis alma…

Finalmente, querido mío,

estás en mis oraciones de cada noche,

en los ensueños de la naciente alborada

y en los buenos días al levantarme

eres amor, todo lo que da luz a mi vida.