Despojos.

Ya quedan los despojos
el ardid de miles de profetas
los vástagos impuros y tus ojos
mis manos cansadas de poeta.
Ya queda el abandono
la lealtad a su lado muerta,
la macabra sed de un encono
la muerte que ha sido descubierta.
Ya queda la nada y la miseria
el volver atrás. sin tiempo necesario,
la armadura intacta y la histeria
el otro yo dispuesto entre varios.
Ya queda el hombre que he sido
y el que seré a partir de este momento,
una sombra, quizás, un testigo
una armadura, tan solo, un intento.