Amo esa dulzura que al pasar, dejas flotando en el aire,
El segundo de amor que al verte, me haces sentir,
Una razón imposible que sembré sin darme cuenta,
De la distancia abismal, que nos separa a los dos.
Amo el conjuro de este sueño inútil que venero,
El verbo que sin querer encuentra a tu sonrisa,
Para hacerte mí musa, casi sin quererlo,
Para que mi corazón, se acelere deprisa.
Amo este verso que no sabrás que existe,
Porque ya bastó con el error del primero,
Guardaré para mí el placer de escribirle,
Al hada que me arrebata, todo mi amor sincero.
Amo en silencio, entre el dulce-amargo del poeta astro,
Con el alma adolescente, que ya debí perder,
Pues la nieve de los años ha cubierto mis sienes,
Alejando el amor que soñé sin tener.
Amo, ¿para qué decirte?... el candor de tu mirada,
Que me enfría el alma... en mortal contradicción,
No obstante te regalo mi palabra sagrada,
Que renace otra vez... en cruel inspiración.