Aprisionada en congoja
Ya no siento tus latidos,
miro tu espacio, vacío.
Te fuiste sin decir nada,
pero al irte te llevaste
a mi corazón contigo,
dejándome abandonada,
sumergida en mil preguntas,
con el alma destrozada
y aprisionada en congoja.
La puerta he dejado abierta,
espero ver tu figura
recortada entre las sombras,
mitigando mi amargura.
El reloj repite el canto,
a mi mente martiriza,
en mi, aumenta el desencanto
y una reacción enfermiza,
convierte mi vida en llanto
y llorando me repito,
olvídalo para siempre,
ya es parte de tu pasado…
® Susana Valenzuela
03-10-09