Escucho muchas voces sin ser esquizofrénico.
No sufro de vesania ni por necesidad;
soy un poquito ecléctico, digamos, ecuménico;
infatigable cuando persigo la verdad.
Me gusta ser dinámico si del amor se trata,
romántico, metódico como por diversión.
Soy tierno con la noble, soy noble con la ingrata
y con la que me quiere soy todo corazón.
Con ímpetu piadoso, recóndito y empírico,
alérgico al engaño y más a la traición,
escribo -cuando escribo- como poeta lírico,
mis prosas y mis versos con mucha devoción.
A veces, en mis sueños, sin charlatanería,
me siento transportado a un mundo de ilusión,
y en júbilo beatífico que el mundo envidiaría,
a Dios le doy las gracias por tanta bendición.
Mi verso no es centrípeto, no va de fuera adentro;
es más bien un oasis perenne de emoción,
que nace en mis entrañas donde a mi Dios encuentro.
Mi verso son suspiros con traje de oración.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC