Aún está en papel carbón, la noche incipiente,
pero ya hay alcohol en los ojos de los transeúntes,
momento demencial ya se pasean por las sienes,
todo parece igual, hay burlas sin saber a quienes.
El ritmo de la noche se pasea con su equipaje,
muchacha ojos color castaño con mini encaje,
sus terribles caderas reciben piropos insólitos,
a pesar de lo absurdo, no forma parte del delito.
Ellas muy natural más acentúa sus movimientos,
alguien más atrevidos rebotan en inútiles intentos,
un antifaz de código secreto enaltece a las damas,
enloquece cualquier fuera de sí sin diagrama.
Esta escena se repiten en cada y en toda noche,
momento efímero, que a mas de unos acaba en los baches,
no importa el color, cabello rubio o moreno salvaje,
la música nocturna los liberan sin cobrarles pasaje,
entreteniendo su vehemencia lo manda al infierno,
a veces ni siquiera sin probar ni un labio tierno.
En esta jungla de luces de colores y extravagancia
el exceso de alegría y libertad trae su implicancia. Autor: Alcibíades Noceda Medina