Sucede a veces, cuando despierto en la noche,
la hora de crear alguna que otra cosa mía,
el café preparado y lsa ausencias de reproches
me dejan escribir hasta que el alba me reprima.
Y en esa sucesión de cónclaves somñolientos
percibo pocos ruidos, que molestan demasiado,
la palabra que se apura a vestir el sentimiento
y a desnudar el alma de mis gnomos del pasado.
Casi sin darme cuenta, he entrado en madrugada,
el café suscribe una página en esta mesa,
el humo del tabaco, la picazón en la mirada,
el boulevard de un sueño, su bellísima tibieza.
Las letras se sumergen, a veces mal dormidas
la tenue luz me obliga a mirar mas que despierto,
y es la sensación de abrigarme con la vida
el frío soledad que me tiene...casi muerto.