Iluminando como faro
mi puerto de noche
en la pleamar
tu sueño y el mío.
En la bajamar,
tus manos productivas, bruñendo la resaca.
sonriendo el sol al bostezo del alba,
al calor fértil de tu mano abonada, y
mis labios mojados en el suero de tus poros.
No sólo por andar la tierra solitaria.
El desierto llagante de Santiago,
donde el único árbol, es de homenaje, y
la única senda de regreso, es tu huella.
Soy ferviente caniVero
de tu piel en anagrama.
Como tu nombre revuelto y partido
exudando cada letra al conducto de mis venas.
Alma de ave que agita mis alas.
Anatomía artera de mis versos,
Sangre que agita mi pluma..
La mañana en ti despierta y
eres la realidad de mis días.