Diario de mi Corazón

En las sombras de mis días,
Una vez más, y como siempre,
Versando en nefandas liras,
Le cuento a mi triste diario,
Las penas de mi negra suerte...:
Querido diario:
- Miro su foto, y nuevamente,
Se hace un hondo pesar en mi mente,
Mi corazón vuelve a encogerse de repente...
Miro sus ojos, divinos,
Como el haz de luz que irrumpe mis caminos,
Cuando se para en mis ojos, vacíos,
Y nubla en mi vista los versos de rocío,
Que se escribieron para él, cariño,
Para mi inspiración,
Mi poeta, mi niño...
Miro el folio ahora en blanco,
Tan solo por la transparente elocuencia de mi mente escrito,
Tan solo por mis ilusiones exiliadas,
Tan solo, por mi muerto corazoncito...
Y pienso...
Y lo veo...
Estoy ahogada en mil gramos de mierda blanca,
En ilusos besos de whisky...
En versos que jamás debieron ser versados,
En senderos oscuros que antes creía dorados,
En mi muerte certera, por anhelar sus labios...
Miro al cielo, anochece, vuelven las sombras,
Consciente de mi soledad, me entrego al cansancio...
Para soñar con él una vez más...
Sueño una vida de ensueño,
De ilusiones resurgidas de nuevo,
Sueño sus labios con los mios,
Su mirada mirando a la mía,
Sus caricias recorriendo mi cuerpo...
Sueño que su cuerpo y el mío,
Se funden en mágica fusión de dos Almas...
Y mi cuerpo tendido en la cama,
Tiembla ante su presencia...
Abro mis ojos...
Como dos esmeraldas que brillan en la noche...
Me quedo inmovil, inerte...
Siento como mi cuerpo y mi vida,
Son títeres con los que juega el destino...
Y de mis ojos brotan de nuevo...
Esas pequeñas y cristalinas muestras de dolor,
Arañan mis mejillas mortecinas,
Al darse cuenta, y recordar, que es él mi devoción...
Que no tengo vida sin su calor,
Que se fúe, que me dejó...
Que de otra mujer se enamoró, y con razón,
Pues, ¿qué soy yo, querido corazón?
Si no soy más que una mancha,
Que insulta a la vida en su elocuencia,
Que lleva su muerte arrastras...
Si no soy mas que una necia...
¿A quién pretendo engañar?
¿Acaso alguien me podrá amar?
¿Acaso alguien podrá entregar su vida a la soledad?
No... he decidido cejar en mi fingir,
He decido matar esa ilusión,
Que nunca tendrá cabida en mi muerto corazón...
Dejaré las ilusiones al alegre soñador,
Dejaré las fantasías al de cuentos tejedor,
Y relataré en versos mi Requiem,
Para no volver a verte ni en mis sueños, mi amor...
Y hoy querido diario, enciendo la chimenea,
Y suspiro mientras te escribo,
Aunque no se lo que digo,
Pues mi llanto lo borró...
Y al ardiente fuego tiro estos folios, corazón,
Mil poemas que te he escrito,
Mil poesías de amor,
Mil trazos muy reconditos,
De mi triste corazón...
Me despito despacito, del tiempo que malgastó,
La suave tez de mi pluma,
Cuando para ti los escribió...
Hoy querido diario, querido corazón,
Te digo con certeza y si bien es cierto,
Con razón,
Que no se que es lo que hecho,
Que no se como cayó,
Mi amor muerto, mi vida ahogada,
En el pozo del amor,
Que no sé porque te escribo,
Que no se porque lloro,
Que no se porque aún vivo...
Pero sé algo diario mio, que me arde fuerte en mi interior,
Le amé, le quise, con todo mi corazón,
Y aunque pasa el tiempo,
Aunque pierdo la razón,
Te juro que hasta el fin de los tiempos,
Aún ahí le amaré yo... -
Y en la hoguera que brillaba,
Mi diario tiré yo,
Mis versos se ahogaban,
En incandescente calor...
Decidí no hablarle,
No volverle a escribir,
Pues cada vez que lo hacía, yo...
Volvía a morir...