Te dedique mi vida,
Mi pasión te cedí,
Fuiste el agua,
Agua que calmó mi sed.
Fuiste la luz,
Luz que alumbro mi camino.
Fuiste quien calmó,
Mi temblor de niño.
Tanto fuiste y hoy no eres.
Pero sé que eres mujer,
Que embriagas a el destino,
De quien torpe,
Se interpone en tu camino.
Eres arrullo de una noche de ensueño,
Y dolor del despertar en el tiempo.
Inconsistente y nefasta en tú amar,
Castigo de quien se enamora.
Pues vive tú juego mortal,
Muerte de amor y corazones,
Que algún día habrás de vivir,
Igual suerte e ilusiones.
Claro, eso sólo será,
El día que te enamores.