Hay cierta magia en la noche,
en esas horas calladas
en que duermen las ideas
y parece no haber nada
que perturbe ese silencio;
es hora de meditar.
Las mentes sencillas duermen
en ese sueño profundo
que les permite, del mundo,
algunas horas descansar.
Pero a las mentes inquietas,
los espíritus rebeldes
que siempre van "más allá"
de las cosas aparentes,
resultan tan diferentes
la noche y la obscuridad.
Se abren puertas a otros mundos
y a otras nuevas dimensiones,
solitarios pasadizos,
extraños y escurridizos,
a una nueva realidad.
Y es inútil la palabra
para darnos una idea,
a menos de que lo vea
cada cual, personalmente;
dejando atrás a su mente
y despertando, finalmente,
en absoluta libertad.-
Eduardo Ritter Bonilla,