Sombría, la noche llega sombría,
recordando la tristeza
que me acompaña y me acecha.
Fiel compañera aferrada a mis huesos
que me ha calado hasta dentro
como chaparrón intenso.
Me has dejado y yo...
no vivo.
O mejor dicho, no despierto
de un letargo tan infame
que ha helado todas mis venas,
mi pensamiento y mi vida.
Tristeza, que cubicada en el tiempo
se introduce entre mis dedos,
entre mi piel y mi cuerpo,
en mis formas, en mis pasos,
y en todo mi sentimiento.
Me has dejado y yo...
no vivo.
O mejor dicho, no duermo
porque mis ojos se aplastan
entre tormentosas lágrimas
encadenando recuerdos
que ahora se han vuelto pasado.
Quince días he contado
desde tu último beso,
quince días que se clavan
como lanzas en mi pecho.
Quince días y sus noches
entre oscuros pensamientos
sin tenerte entre mis brazos,
sin acariciar tu pelo.
Me has dejado y yo...
no vivo.
Ahora en silencio me quedo,
porque ahora nada tengo,
no tengo tu bella risa,
ni tus ojos, ni tu cuerpo.
No tengo y nada quiero
porque poco a poco muero.
junio 2007