Domingo de fútbol

Hay una tenue luz amortiguada
Y un mar inmenso y neblino.
Hay barcas amarradas a puerto,
por fuerza invisible unidas
al áspero hormigón.
Hay pereza dominical en el aire marino.
La letanía de los partidos
con su triste oración radiofónica
vierte una nota de nostalgia
sobre las olas tranquilas.
“Gol en la Condomina”, ruge una voz enjaulada
Y un pequeño brillo de pasión
vuelve a los ojos del anciano,
súbito momento vital
que muere de inmediato,
como la pálida luz momentanea
del faro que parpadea en niebla.
Es la melancolía de los partidos
al caer la tarde del domingo!
Brillan bajo la lluvia las mesas del café
Y un niño juega alrededor.
Los padres miran con ojos cansados
el mismo cielo plomizo que reflejan las aguas.
Ya alguna farola despierta.
“Gol en el Sardinero” se escucha en la radio.
Tenue temblor estremece la tarde
que apenas comienza se pierde en la nada.
Ahora los ojos escrutan la noche;
se diría que un miedo se posa en las almas.
Unos padres calmos taconean la calle,
mientras el niño susurra algún juego.
Se encaminan hacia la vida de todos los días,
llevando en su pecho una extraña nostalgia.
Sí, es la melancolia de los partidos al caer la tarde del domingo!