Con un millón de besos
a lo largo de una vida
te mostraré que te quiero
sin descanso y sin medida.
Con un millón de besos
depositados en tu alma
alfombraré tu camino
y lo llenaré de calma.
Con un millón de caricias
he de tejerte un abrigo
saturado de delicias
cuando al fin vivas conmigo.
Con un millón de palabras
dulces, tiernas, fervorosas,
lograré que tu al fin me abras
tu corazón y tus rosas
por tanto tiempo cerradas
ante la cruel soledad.
Con mi cariño y bondad
y con mi fidelidad,
he de verlas germinadas
entre tus manos amadas.
Te traeré felicidad
hasta tus campos soñados,
hasta ahora abandonados
por casi una eternidad.
Pues quedarán abonados
con un millón de mis besos
y un millón de mis caricias
y un millón de mis palabras
y un millón de mis albricias.
Con un millón de momentos
transcurridos a tu lado,
vividos sólo para tí,
en tu adorada compañía
He de entregarte hoy aquí
el alma y la vida mía,
he de demostrarte, así,
¡cuánto te amo! noche y día.-
Eduardo Ritter Bonilla.