Tengo un sueño pendiente.

Cuando la planta murió la sacaron del jarrón
El lugar quedó vacío. Como antes sus raíces,
Atrapadas en la oscuridad sentimos la presión.
Si algún día apoyo la cabeza cúbreme la frente.
Puedes comunicarme el frío a todo mi cuerpo.
Pero nada se queda, nunca en sí mismo.
Puse mis manos en su cuerpo y sentí el calor.
Ver las luces reflejadas en el suelo del dolor.
Yo vi, un cisne muriendo bajo un puente.
Su cuerpo tenía la blancura de la nieve.
O la oscuridad de la moche.
Tener conciencia de la vida es tener,
Conciencia de la muerte, de un amor.
Comparo el dolor de un insecto de estar vivo.
Tras las sombras vi, mis brazos y manos que colgaba.
Del amor comprobé su funcionamiento,
Seré un mecanismo, pensé soy animal, o un humano.
Veo los objetos, también siento el horror al vació,
Asusta la cara del que nunca se atrevió a ser.
Nunca toque la muerte, sino lo que de ella era la vida.
El rió corriendo entre las gentes, como error.
No amare dos veces, mi cuerpo choca con tu cuerpo,
Dos rallas por pupilas, paredes azules,
De las cosas es importante sólo el significado,
Me digo tengo una tristeza detrás de los ojos.
No dejes ser tú, lo exige el mundo.
Cada uno de nosotros tiene una naturaleza,
Entenderla uno mismo es ya difícil, que alguien,
Entienda eso es el amor, y milagro,
La noche tiene un sonido parejo, las luces pasan.
El cero es el punto muerto, lo que no se puedo tocar.
En la cuenca de los ojos. Algo deja de correr,
Algún amor muere y después el olvido.
Es como si algo tengo que decir,
Pero no sale de mi sentimiento.
¿Será verdad que tengo un alma?
Hay límites que no podemos traspasar.
Al final, lo que quedará de uno,
Bajo este léxico humano,
Se amparan y consiente.
Siempre hay un pasado para retornar,
Donde quedo algún sueño pendiente.
Copyright © 2010 Ramiro Álvarez Cedeño.
01-07-10