Y desde entonces todo fue claro

Y desde ese dia todo fue claro. Las calles no acechaban ni mordian desde las ventanas, luces que tienen ojos aviesos cuando alguien pasa solitario. Desde entonces el dia era para vivir y la noche estaba hecha para amarnos. Todas las hogueras del mundo todo el sol y todas las lumbres nos veian cruzar alegres las avenidas sin pensar en hospitales, en urgencias o en pesares. Solo entonces fuimos lo que el amor espera y nos reconocia desde sus alturas y nos nombro sus predilectos. El verde recien nacido de la primavera, el trigo del verano que cruza delimitado por lindes y pisadas, la hoja y la lluvia y la melancolia del otoño y el frio invierno en los arboles desnudos, nos conocian y eran nuestros aliados. Ibamos a los jardines y a las cantinas unidas nuestras manos y  nos bebiamos el aroma y el poso de nuestras propias vidas. Alli te informo, todavia hay algo lejano pero nuestro, algo de todas nuestras cosas ha susbsistido y esta como la ceniza junto al rocio,  ciertamente destruido pero vivo.