DORMÍAS

Dormías enredada y tibia

desplegando ternuras quedas

que en el embravecido letargo

de los labios tensos,

poco a poco

y a un mismo tiempo,

te fuiste quedando entre la bruma

de mis noches entre tus carnes;

se te veía dócil y frágil

como la brisa encabritada

de unos besos que estallan,

trepidantes,

inesperados y lacerantes

 pero tiernos y enfurecidos

en el medio mismo del tiempo

con que algunas veces te das,

y te entregas,

. furiosa,

ingenua y agonizante,

ya casi dispuesta

a ser brisa leve en mi propia agonía;

en esa que es la misma

que entre tus bordes se dibujan

casi imperceptibles

pero iracundos

los besos

con que aun tú despiertas

en todos mis versos,

en aquellos que una madrugada

coloreó de antorchas vivas

el gélido amanecer

de una tarde en madrugada

y tú…

dormías.