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Categoría: Amor

La mujer de mis sueños

Dicen que el alma se desprende del cuerpo,
cuando estás soñando con mundos nuevos,
vives situaciones que tú nunca has vivido,
y conoces sitios a los que nunca has ido.
Ahí conocí a Perla en medio de la alameda,
con un vestido rosa y un aroma a azucenas,
la vi y le pregunté: Perdón, ¿dónde estamos?
Me dijo: No sé, parece que me he extraviado.
Le dije: ¿Será que puedo hacerte compañía?
Me respondió su cuerpo caminando a mi lado,
- Primera vez que hablo con alguien extraño,
aunque la verdad no me das mala espina.
Los árboles hacían reverencia a sus pasos,
las aves comentaban su inmensa belleza,
y así casi sin quererlo la tomé del brazo,
pero, de pronto aparecieron tres sombras negras.
Nos atacaron sin darnos previo aviso,
luché con mi vida para así protegerla,
se abrían agujeros en medio del piso,
caímos las sombras y yo, quedando sola ella.
De pronto me vi en un lugar de fantasía,
caminé entre elfos que me saludaban,
me vi en un lago de aguas cristalinas,
me vi pero no pude reconocer mi cara.
Un hada que volaba por el bosque,
me dijo: Te infectaron las sombras,
debes averiguar cual es mi nombre,
y te ayudaré si es que me nombras.
- ¿Por qué no me ayudas en este momento?
Porque eso es algo que no me está permitido
ve al Monte Inías de Rottan, busca el templo,
ahí verás mi nombre escrito en un viejo libro.
Pero ten cuidado con el centauro,
es celoso de quien va a su terreno,
es el guardián del bosque encantado,
míralo a los ojos y háblale muy sereno.
Si es que te liberas volverás a verla,
ella corre peligro si es que está sola,
de pronto me imagine a la pobre Perla,
siendo atacada por las malditas sombras.
El aire era pesado lleno de azufre,
no sé cómo yo me mantuve en pie,
océanos de fuego, almas que sufren,
seres que habían perdido toda la fe.
Caminé a través de un arco iris blanco y negro,
un unicornio azul me ayudó con indicaciones,
encontré en mi camino a un gato dueño de un perro,
que dijo llamarse Arthesis, el cazador de dragones.
Crucé una gruta y llegué a otro mundo,
el pasto brillaba como lleno de estrellas,
un galope sonaba con compás iracundo,
era el centauro que venía en tromba como centella.
Yo quise ocultarme justo detrás de un árbol,
pero el árbol se volvió invisible y él me vio,
me apuntó y me dijo- ¿Quién eres extraño?
Lo miré fijo y le dije: Soy el árbol que nació.
La magia que tú desprendes me creó,
orgulloso de si mismo dijo: Me llamo Armänd.
- Ahora serás mi hijo y yo seré tu Dios,
- Entonces padre ayúdame a ayudar.
- ¿Qué es lo que debo hacer por ti?
Llévame a Inías de Rottan y déjame ahí,
fuimos por senderos inundados por las flores,
dónde el arco iris fabricaba sus colores.
Me dejó en la cúspide y se despidió,
allí busqué el libro para liberar el hechizo,
¡Clemenza! - De pronto ella apareció,
y sin oír el conjuro me hallé en el piso.
Perla me tomó del brazo y me abrazó,
me dijo creí que no volvería a verte más,
la miré a los ojos y me vi en su corazón,
entonces me acerqué para poderla besar.
De pronto una mano me trajo a la realidad
- ¿A qué hora piensas despertar dormilón?
¿Era un sueño? ¿Dónde quedó esa felicidad?
Sí, era tan solo un sueño y con él Perla se esfumó.
El desayuno era insípido. Pensé en ella.
En el trabajo el jefe me dio un paquete,
- Llévalo urgente a este hotel 5 estrellas.
"Hotel Camino Real", 4to Anillo #1587.
Dejé la encomienda y caminé por las calles,
de pronto me vi en medio de una alameda,
y yo empecé a reconocer algunos detalles,
¡Fue Aquí! Aquí es donde conocí a Perla.
Miré a todas partes por si ella aparecía,
pero no había caso, ella nunca vendría.
Fue tan solo un sueño, ella no es real,
es fruto de lo que mi mente osó crear.
Derrotado y resignado volví a mi casa,
¡La veo, es ella! Pero, ¿en una silla de ruedas?
¡Perla, Dios Mío! Dime, ¿qué es lo que pasa?
Me miró pero no hubo ninguna respuesta.
Quería abrazarme y los brazos no subían,
yo lloraba y su risa me hacía un coro sutil,
pensé que no te vería nunca más en mi vida
pero gracias a Dios hoy estás aquí junto a mí.
Una voz me gritó: ¡¡¡Deja a mi hija en paz!!!
Su madre salió rápido para poder protegerla,
le dije: Señora perdón, no la voy a lastimar,
¿Quién eres? ¿Qué quieres con mi Perla?
Le conté mi sueño y me miró atenta,
- Es increíble todo lo que me cuentas,
mi niña nació con una terrible enfermedad,
el mal de ondina la ha atacado sin piedad.
Le dije adiós y volví cada día,
fue la mujer que siempre soñé,
en sueños al menos ella era mía,
allí donde a veces fue que la hallé.
Un día no apareció más,
se fue más allá del sueño,
su muerte me puse a llorar,
lloré igual que un pequeño.
Desde entonces recuerdo
a la dueña de mis sueños.
Datos del Poema
  • Código: 384035
  • Fecha: 26 de Agosto de 2019
  • Categoría: Amor
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 250
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: William
País: BoliviaSexo: Sin Datos
Fecha de alta: 02 de Junio de 2019
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