Dudan tus esmeraldas

"El garimpeiro lo había dejado todo
para partir en busca de esmeraldas...
Las personas aprenden muy pronto
su razón de vivir.
Quizá también sea por eso
que desisten tan pronto"
("El Alquimista", Paulo Coelho).
“El hombre se muestra insensible ante las verdades
Y vehemente frente a las mentiras”
(La Fontaine)
¿Y este hombre, que a tus esmeraldas mira?
Con tus pestañas de seda negra
barres las motas del mundo,
de ese mundo que no es tuyo.
Porque tus ojos verdes
no pueden enturbiarse
con la sucia oscuridad
que se disgrega en diminutas partículas
después de cada desamor
de este mundo.
Con tus pestañas de seda negra
acaricias tus dos esmeraldas verdes;
formadas en un puro fuego, fuego vivo de amor,
hace ya millones de años;
formadas mucho antes de que a algún hombre
se le ocurriera desintegrar
en pequeñas volutas sin rumbo
las partículas del amor.
Partículas que, en un principio, no eran partículas,
porque estaban más unidas que la fuerza nuclear
que cohesionaba la misma materia
que le servía de verso y expresión.
Con tus pestañas de seda negra
proteges cada esmeralda;
esa “esmeralde” del francés antiguo
que mis ancestros castellanos
hubieron de incorporar a mi idioma.
Porque sólo tus dos esmeraldas francesas,
puras desde su virginal origen,
han dado sentido a esa palabra.
Con tus pestañas de seda negra
proteges esas piedras preciosas
del carbono inestable
de que se compone cada hombre.
Porque te ha herido
el choque de electrones de carbono,
que, desorbitados de sus átomos de hombre,
no han respetado la dulzura y suavidad
de tus protones de mujer.
¡Así se descompuso su cualidad de hombre!
Con tus pestañas de seda negra
vacilas en mil parpadeos de estrella fugaz;
mientras contemplas el carbono de hombre
que sostiene mi alma.
Y una aureola de dudas
te va nublando la vista.
Con los millones de bastones de tus esmeraldas
palpas, nerviosa, en la penumbra, mi vastedad de hombre.
Con los tiernos conos de tus esmeraldas
iluminas los detalles de mi amor
con colores que no conocía
mi humilde carbono.
Y en la duda una certeza:
este carbono de hombre
será polvo de un camino
en menos de cien años.
Y tus esmeraldas
vivirán cien mil millones de años más,
al menos.
Con tus pestañas de seda negra
agonizas de vida
librándote de esa duda
para llenarte de mi vida.
Y con tu color esperanzado
Iluminas en tu mirada este carbono
que será polvo de un camino.
Camino que habrás de recorrer
algún día,
algún año,
algún siglo,
algún milenio,
algún evo,
algún eón
para ver a este hombre
renacido.