A ti padre

Han pasado más de dos años,
y todavía mi alma te extraña,
he pasado por muchos daños,
desde que tú no me acompañas.
Fuiste una persona única en mi vida,
y puedo decir que todavía lo eres,
mi vida siempre se siente dormida,
por la falta de uno de sus amados seres.
Dios me regaló una prueba de Su amor,
la cual representaba la figura de mi padre,
y aunque por su muerte sentí mucho dolor,
puso su amor en los brazos de mi madre.
Gracias Señor por darme un padre maravilloso,
Cuídalo y Bendícelo en tu santo aposento,
ya que para mí fue muy fuerte y doloroso,
desprenderme de tan hermosos sentimientos.
Sólo Tú conocías su verdadera personalidad,
pero su dulzura constante todos la conocían,
el sentido del humor era su hermosa cualidad,
ya que hasta los más serios con él se reían.
Sólo Dios sabe el amor que siento por ti,
y lo que sufre mi alma por no tenerte,
daría lo que fuera para que estuvieras aquí,
y sentir tu amor con el sólo hecho de verte.
Espero que estés muy orgulloso de mí,
por poner en práctica lo que de tí aprendí,
yo si te digo que estoy orgulloso de ti,
por regalarme todo ese amor que siempre sentí.
Sigo respetando a las mujeres como me enseñaste,
porque me dijiste que así sería alguien especial,
sigo amando a la familia como tú la amaste,
porque me dijiste que la unión era lo escencial.
Daría mi vida, mi alma y mis sentimientos,
por poder darte un eterno abrazo,
por poder expresarte todo lo que siento,
y decirte que mi mente seguirá tus pasos.
Estás en un mundo distinto al mío,
aunque tu amor y alma están en mi cuerpo,
y nunca he tenido ningún tipo de lío,
ya que tus sabios consejos nunca se han muerto.
Siempre estaré orgulloso de ese dulce ser humano,
que me dio la vida, el amor y la sensatez,
le doy las gracias por ser un hombre sano,
a mi amado padre Efraín Trinidad Cortés.