Siguiendo el olor de tu cuerpo desnudo
arrastro mis deseos por pasillos oscuros,
en silencio traicionero a tu lecho me allego,
cobra que por encima de tus sabanas asoma,
hipnotizo la evasiva mirada de tus ojos ciegos,
se impregnan mis sentidos de tu sutil aroma.
Me deslizo entre los blancos lienzos
donde se dibuja el esbozo de tu cuerpo,
serpenteo entre tus piernas … despacio …
con la lentitud de la hiedra en el árbol.
Repto imperturbable sobre tu vientre,
mirada viperina en el horizonte
donde se intuye el nacer de tus senos,
perfilando sus altivos desafíos trazo ,
entre su perfecta distancia, la ese
que distingue el emblema de mi ser.
Mi espiral se adormece en tu pecho,
tintinea el cascabel de mi cola
llamando a la puerta de tu cueva,
mendigando el calor de tu cuerpo.
Sexpenteando en la tentación de tu lecho,
envuelvo tu perfilada figura en el sueño
de las sugestionadas espirales trazadas
alrededor de tu blanquecino tallo trenzadas.
Presa en mi red hilvanada de eses
cual serpiente a mi paraíso enroscada,
acarician tus labios la fruta de sidra
que tienta tus adormilados placeres.