Cada marea humana,
ciclos tangenciales y precisos
que inundan la fértil
variante de un amor,
llevan dictámenes propios,
y entonces
producen finas burbujas
de pensamientos
sin filtros ni candados.
Porque te conozco
y lo sé,
llama envuelta en periplos
circulares,
te ufanas de mi amor
y yo te creo!
Cuando ries y me llamas
cuando lloras y poseída de ira
recurres a mis hombros,
tan tuyos, tan silenciosos,
cuando me besas,
y el brillo de tus ojos
tiembla, como tiembla
la magia de tu cuerpo.
Y asi, consecuentemente
te alejas y vuelves,
alondra fugaz que sabe
donde se encuentra
la verdad de su existencia,
como una marea humana,
que se despliega en cada
pasión de liturgias y
constelaciones...