Eclipse de luna - mitad cuento, mitad noticia

Salió de su baño entre las olas. Luminosa, redonda, orgullosa se elevaba por el cielo sintiéndose única. Observando a la gente que la miraban llenos de admiración descubrió, allá en la playa, al borde de las olas, una pareja que no le quitaba ojo.
De repente creyó verse reflejada en ellos. Observó una belleza luminosa, redonda y orgullosa en aquella escena y entendió la admiración que despertaba. Tan abstraída estaba que olvidó despedirse del sol que se ocultaba tras la pareja regalándole el cielo.
La gran naranja celeste siguió ascendiendo y poco a poco fue cambiando su color por un blanco intenso que iluminaba la noche valenciana arropando los frutos del azahar que soñaban con ser como ella.
Cuando estaba en lo más alto volvió a ver a la misma pareja de la playa que caminaba por una calle en algún pueblecito hortelano. La pareja cogida de la cintura sonrió y le devolvió la mirada. Había algo extraño que no entendía. Ahora, en medio de la noche que ella señoreaba, vio que la luz que le había llamado la atención en la playa no era su propio reflejo. La pareja brillaba con luz propia y era ésta una luz amable, naranja, pacífica que no la ofendía ni la retaba como aquellas otras que recorrían veloces los caminos o negaban la noche en calles y casas.
Se sintió inquieta con aquella inesperada competencia. Ella, que se había repartido los cielos con el sol para cuidar aquel planeta azul en el que ambos sembraron la vida, no pudo evitar sentirse celosa por un momento.
Poco duró ese sentimiento. Al fin y al cabo eran dos humanos. Ella había visto nacer a esa especie que, a pesar de ser distinta a las demás y de haberse hecho fuerte y poderosa a gran velocidad, seguían admirándola y venerándola.
Estos dos también la miraban con gran respeto como si esperaran de su ayuda y bendición para no se sabe que secretos propósitos.
Posiblemente su luz fuera también algo fugaz, como aquellos pequeños bólidos que se lanzan contra la Tierra dejando surcos luminosos en el cielo mientras se funden con el aire para desaparecer o integrarse en el paisaje de algún monte o valle perdido.
Tranquila se perdió el horizonte, curiosa y deseosa de saber si cuando volviera a su playa les volvería a encontrar con su misma luz.
Visitó otras playas, sorprendió otras parejas de amantes, iluminó generosa los desiertos donde no había ojos que buscaran su luz. Muchos la miraron admirando su belleza. Otros le preguntaban que sería de su vida intentando descifrar el sentido de su movimiento entre el resto de astros. Ella sonreía divertida por tanta expectación mientras hacía su trabajo alzando y dejando caer océanos y continentes para que la Tierra siguiera viva.
Regresó a la playa y la encontró arropada por un manto cálido de nubes. Lamentó no poder ver a la pareja al tiempo que en su subconsciente sonaba un suspiro de alivio al comprobar que la luz de la pareja no traspasaba las nubes.
Pero de pronto sintió algo en el corazón. No podía ver a la pareja y aún así sentía que ellos la buscaban con la mirada intentando traspasar las nubes. Supo que estaban allí, desprendiendo la misma luz que ella había visto y además sintió que desprendían algo más que luz. Algo tan fuerte e intenso que llegaba nítido hasta ella y la llenaba de bienestar.
Se sintió feliz y libre de amenaza. Supo que aquella pareja se había aliado con ella para cuidar del mundo. Relajada y llena de paz aprovechó aquel momento para descansar escondiendose a la sombra de la tierra y disfrutar de su intimidad sabiendo que en ese momento no la necesitaban.
¡Cuantas vueltas había dado a la Tierra desde su nacimiento y que breve fue su descanso!. ¿Breve? No pareció breve. Sabiendo que tardaría en volver a tener otra oportunidad como aquella pensó en que su trayecto por la sombra tenía dos mitades, tres tercios, cuatro cuartos,… y siguiendo así infinitas partes que merecían ser vividas con total intensidad. Así las vivió y cuando volvió a la luz del Sol su pasado se dividía en dos partes que no eran comparables en duración. Una era la formada por todos los momentos de paz y felicidad que recordaba. La otra eran todos los momentos en los que no había sentido tanta paz o tanta felicidad, pero que sin duda habían sido necesarios para llegar a tenerlas y poder disfrutarlas plenamente.
De nuevo frente al sol se sintió revitalizada. Buscó a la pareja con el corazón, pues las nubes todavía ocultaban su luz, y cuando la encontró les guiñó el ojo amable y agradecida. En ese momento la pareja tenía los ojos y el corazón ocupados viendo y sintiendo su propia luz interior y no se percataron de su gesto. Sí sintieron que en aquel momento todo el universo se había aliado con ellos para que pudieran disfrutar de la Paz y Felicidad que habían encontrado. Se lo habían ganado tras un largo peregrinar que les había enseñado a no distraerte con miedos e inseguridades cuando el viento sopla a favor y el tiempo está de su lado.
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AGENCIAS - Madrid
ELPAIS.es | Sociedad - 09-11-2003
Las nubes dificultan en España la observación del eclipse total de Luna
El próximo eclipse de este tipo se producirá en mayo de 2004
La presencia de cielos nubosos, sobre todo en la mitad occidental de la península, ha dificultado esta noche la observación del eclipse de luna total en España, y que en esta ocasión se podía observar en todas sus fases desde cualquier punto de la Península. Además de cielos nubosos o muy nubosos, se han producido precipitaciones débiles en la mitad occidental peninsular, País Vasco, Navarra y norte de Castilla-La Mancha, que han sido localmente moderadas en el sur de Galicia y litoral Cantábrico. Así que el sur se ha convertido en la mejor zona para seguir el fenómeno.
Según los datos del Observatorio Astronómico Nacional, el eclipse lunar, el segundo y último de este año, ha comenzado a las 23.15 hora peninsular española del sábado y ha terminado a las 5.22 de esta madrugada. La fase más oscura se ha alcanzado a las 2.18 horas. El siguiente eclipse lunar tendrá lugar el 5 de mayo del 2004, y un segundo se producirá el 28 de octubre de ese año.
De corta duración
Como la Luna ha pasado esta vez muy cerca del borde de la sombra de la Tierra, la fase total del eclipse ha sido de corta duración. El eclipse había motivado la organización de diversas actividades por parte de numerosas asociaciones astronómicas e instituciones científicas; entre ellas observaciones abiertas al público mediante telescopios. Además, ante las previsiones meteorológicas y para tratar de salvar las nubes, varias instituciones españolas han ofrecido un seguimiento a través de Internet y con conexiones desde diferentes observatorios localizados en lugares muy alejados entre sí.
Este eclipse ha sido uno de los últimos fenómenos astronómicos de 2003, que ha vivido unas impresionantes tormentas solares y el mayor acercamiento de Marte a la Tierra en 60.000 años. Pero el oscurecimiento de la Luna no ha sido el único acontecimiento que ha hecho a los hombres levantar la vista hacia el cielo, según han señalado científicos de la Sociedad Astronómica de EE UU. Esta misma madrugada, una vez finalizado el eclipse, se pudo observar un fenómeno que jamás había sido observado en nuestra historia reciente y del que únicamente se cuenta con referencias en los escritos de Ptolomeo y Homero. Se trata de un curioso efecto óptico que se produce por el reflejo de fuentes de luz terrestre y que modifican la faz visible de la luna haciendo que su habitual sonrisa parezca más pronunciada y se ilumine la superficie del Mar de la Tranquilidad simulando un guiño del satélite.
Las nubes del otoño boreal le han impedido presenciar masivamente este fenómeno y no se han podido recoger evidencias fotográficas del mismo. Todos aquellos que lo han presenciado han sido afortunados con un espectáculo excepcional que, lamentablemente, no es previsible con las técnicas astronómicas actuales.
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