Con gran coqueteria deslizas tu vestido,
quedando ante mis ojos en tu ropa interior.
Te esmeraste en detalles para lucir radiante,
y fuera inolvidable nuestro encuentro de amor.
Casi puedo mirarte cuando escogias las prendas,
verte frente al espejo, tan llena de ilusión.
Y luces tan perfecta, que le pido paciencia,
a mis manos y al fuerte latir del corazón
Tus ropas son preludio del fuego de una noche,
el misterio que invita al instinto a soñar.
Pero tambien son cárcel donde encierras las ansias,
de mi fiera salvaje, que ya quiere atacar.
Las telas que perfumas con rosas y promesas,
me enloquecen al mezclarse al efluvio de tu ser.
Tu sutil vanidad con ellas me embelesa,
Mas la llama en mi vientre, ya no las quiere ver.
Te agradezco el momento de poder admirarte,
pero yo ya no puedo con esta tentación.
Liberaré tus pechos y sexo de su encierro,
cubriendo con mil besos cada oculto rincón.
Esas prendas de seda y delicado encaje,
han perdido el valor que en tu cuerpo tenian.
Ahora estan en el piso y no me importa acordarme,
cuando cubrian tu piel, lo bello que lucian.
Cumplieron su misión de guardar tus secretos,
de enmarcar la belleza que provoca al deseo.
Y aunque son tan hermosas cuando cubren el cielo,
no cambiaría por nada lo que sin ellas veo.
Y no es que no valore lo que en tela me dices,
me confiesas tu amor, escrito en lencería.
Hoy dejame saciarme, mañana te prometo,
que a tus prendas de seda, les haré una poesia.