No hay consuelo para el desconsolado,
ni amparo para el amante indiscreto,
no hay sonrisa para el desolado,
ni llantos por un amor que ha muerto.
Ya no valen las cartas con sabor a despedida,
ni el olor a la fragancia que desprende el desamor,
ni la tinta mojada por lágrimas de un loco suicida,
ni la angustia en el alma que deja el dolor.
Ya no existe el amanecer de las mariposas,
ni los barcos que naufragan en los sueños,
se marchitan del rosal sus cuatro rosas,
que son las almas que navegan sin dueño.
Después de tantas noches y versos sin rima,
de amores que nos hieren y nos matan,
de piratas que abordan en los mares de la vida,
escribo este soneto, con el carmín de los besos que no me aman.
EL AMANECER DE LA MARIPOSAS
J.M.P.Poeta
30-12-2008