Testigos mudos.

Nos rodean inexorables tantas cosas
que con desdén miramos indiferentes,
sin ver que son testimonio tan presentes
y lo serán mañana, mudas y ociosas.
Testigos silentes de placeres y agonías
cuando el tiempo nos tenga por perdido
ellas seguirán, y nosotros solo olvido
pese a creernos ser dueños de los días.
El alba y el ocaso son solo segundos
en la inercia cosmológica del tiempo
que crea universos e infinitos mundos.
Mas la soberbia humana, sin escarmiento
fabula dominar el reloj, espacio y la materia
que irónicas nos miran como ráfagas de viento