Hay que amar sin miedo,
Sin esperar un milagro,
Las manos que siguen a mis brazos son cobardes,
los ojos que se cierran miserables,
la boca que no habla.
Que tristeza dejan los días que pasan y callan,
Hay que amar sin miedo,
Hay que dar el alma.
Pensaba que podía ser valiente,
Como son los sueños,
Que aparecen sin permiso, sin reparo,
Y hoy de nuevo te vi,
Y seguí mis pasos,
Y mis manos se cerraron,
Hay que amar sin miedo,
Y con miedo amo.
Y llega la noche y pienso,
Y el pensar me hace daño,
Tal vez en otro momento podré decir te amo,
Intento convencerme y lo confieso,
Tengo miedo y ambos ojos cierro y duermo,
Y otro día pasa, y me lamento.