Entonces...de cada hora que he perdido
esperando tu retoño, acepta
por cada una de ellas un beso indeclinable,
una caricia certera, una mirada
diabólica.
Consiente que el universo,
tan nuestro,
se merece el hábito de nuestras
disculpas insobornables,
sinopsis y calendario
que mantienen vivas
las llamas antecesoras...
Emtonces, que el encuentro
impostergable de las bocas
en vigilia, sea prólogo y no
prefacio, sea entrega y
no devolución, sea
fin sin medio y
sea piel y química, sin
miedos ni consensos..
Entonces...viviremos!