Casi hombre.
Casi pájaro.
Dotado de una esencia soberana y aguda,
para que sólo con desplegar tus alas,
domines desde las alturas.
Lo intentas formando el abanico,
mas, el hombre te retiene y no logras,
habitar la soledad inmensa del espacio.
Un corazón nómade, una vida errante.
Un ser que busca y que no encuentra,
que pide y no es saciado,
que quiere y que no alcanza.
Oculto detrás de un puñado de miedos
de ternura infinita,
de montones de angustias regadas con llanto;
recorres caminos plagados de espanto,
sembrado de piedras, que cual paradoja, y de entre sus grietas,
te brindan engañosas flores que prometen, que aroman, que ríen,
y del mismo modo, como en un sainete,
pierden su frescura y se desvanecen.
Te das otra tregua,
te tomas un tiempo sin sol, sin belleza, cargado de nubes, tormentas, tristezas…
Detente!
No busques, todo está a tu alcance
No pidas, todo se te ha dado.
Relájate y oye, la voz del silencio y siente la mano del tiempo en tu frente.
Seda tu mirada, no aprietes tus dientes!
Y con esa calma, comienza tu vuelo,
conquista el espacio y verás sin prisa,
el mundo en tus manos,
como ya lo tienes, y no lo has notado.
®Susana Valenzuela
24-07-12