Volví otra vez por mis antiguos pasos,
cargando como cruz viejas pasiones,
dejando que recarguen los ocasos
con rimas que parecen sensaciones.
Volviste tu mirada sin fracasos,
sin miedos ni dolor, con mis perdones
tejiste a mi quietud esos retazos,
que fueron pentagrama de canciones.
El cielo se vistió de sus celajes,
el mar llenó de calma mis maneras,
la tarde como un himno cuando evoca,
quería desnudarse en mis parajes
al ver como volvían primaveras
arrullando los besos en mi boca.
María de los Ángeles Espinosa
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