EL CHARLATÁN

Que nada distraído en su mar,

O

Es expulsado por la corriente,

Que lo hace “una presa fácil”,

De un anzuelo o de las redes,

Arrojadas por sobre las aguas,

De un océano convulsionado.

En una vida ¡convulsionada!,

En donde tomas decisiones,

Sin una lógica o sin sentido,

Es decir...

Se toman desde las viseras

Y no desde el conocimiento,

Por eso...

No siempre ganan quienes,

¡Son más leales o idóneos!

Son más sanos u honestos.

A veces gana ¡el más hábil!,

Para despistar, al poderoso,

Que debe tomar lo decisión.

Según información en mano.

¡El charlatán siempre gana!

¡Arroja su red y su anzuelo!

En las aguas de la mentira,

Con los dotes de un erudito

De un eximio pescador que,

Habla tan claro y te sonríe,

Mientras hunde su puñal y

Conquista sin argumentos,

Hasta que...

El hombre limpio y correcto,

Cae sin defensa o derecho;

En las redes de la calumnia,

Y con nada se puede liberar,

(Igual que los peces)

Y el puñal una vez enterrado,

Mata sin piedad o libera 

A la traición, al extraerlo

Pero,

El hombre bueno y sabio,

Sabe que ¡la honestidad!

No se vende, no se regala

¡¡¡No se tranza jamás!!!

Un alto costo tiene que pagar,

En el río revuelto del charlatán 

O del ladrón de la verdad que 

Logró ganar,

Con ayuda de su anzuelo letal

Ser un charlatán...

Pero cuando lo atrapan es 

Demasiado tarde...

Pues el daño que ocasionó 

Ya no se puede enmendar.