Amor, antes de conocerte,
no tenía nada en mi corazón,
era frío e indiferente,
miraba las cosas sin pasión,
no distinguía sus colores ni sus aromas.
Contigo aprendí el axioma del amor.
Y hoy, mi niña encantada
te tengo a tí.
Y tu larga y rubia cabellera,
junto con tu carita pecosa,
me llenan el alma de ensueños.
Amor tú sabes
que soy de escasos amigos,
reservado de palabras...
pero tú, mi hermosura,
con tu sabiduría de mujer,
y tu femineidad
despiertas mi otro yo... desconocido,
asombrándome y maravillándome una y otra vez.
Porque con solo mirar tus preciosos y sinceros
ojos café,
me doy a tí como un niño,
y te entrego mi corazón,
que tú, solamente tú
llenas con tus dulzuras con tus coqueterías,
y con tu bella persona y única,
me enamoras el alma y el cuerpo.
Para tí, mi mariposa mi flor mi niña pecosa.