Dimensiones del amor

Me veo,
ante el espejo de la vida,
Y me digo que no soy más
Que un hombre solo
En busca de la sublime compañía
De recomendaciones divinas.
Disfrazadas en amor,
En sentir diferente
A biológicos instintos.
Como si el mismo destino
Me deparara una ninfa,
O una sirena marina
O un ángel escapado del paraíso.
Amo la mujer creada
Que alimenta mis sueños
Sin bases reales.
Olvido esa criatura ideada
Y me centro en carnes y huesos
Lejos de pretensiones angelicales.
Quiero la niñez
Del hijo que beso cada día
En sus mejillas de rostro inexistente.
Deseo la vida
Que el otro se empeña en vivir
Con una razón trascendental
Que venero y rutinariamente llevo.
Envidia mortal
De un ser sin identidad.
Quiero el sueño que me sostiene
Y repudio por su engaño vital
Vivo el trabajo que me levanta
Mi orgullo y mi valor como hombre
Que vive, trabaja y trabajos salva.
Inútil rutina que esclaviza el alma.
Pero no,
No puede ser ese el amor que llena mi vida,
Tiene que ser algo más
Que una diaria rutina
Sin principio y sin final.
Siento los retos que me prometen
Los conocimientos inacabados
y repudio la ciencia empedernida
que se refugia en su absolutismo
y desvirtúa las creencias de los mansos.
Amo la fe del ser humano
Creo en ese Dios
Que tiene un propósito con mi vida.
Me veo el espejo
y me complazco
No tengo nada
Y tengo la potencia de lograrlo.
El trabajo que me motiva
La mujer que me inspira,
pero no es suficiente.
El amor debe llenar mi vida.
Amo esta la vida
que me ha tocado vivir
Amo al niño que me llena de esperanza
Y amo a la mujer que me reta la existencia.
Con la humilde paciencia
De hacer feliz mi pobre alma.