HICE CASO A LA LUNA

Para escribirle a las madres
me faltan fuerzas y valor.
Que ya lo hicieron los poetas
con maestría y corazón.
Por ello para escribirles
me levanté antes que el sol.
Y le tomé consejo a la luna
peregrina del amor
Entonces ella me dijo
que desistiera de mi error.
Que sería golpearme la testa
sin conseguir ningún renglón.
Que a la mujer cuando es madre
no la alcanza la razón.
No la alcanzan alquimistas.
Tampoco la alcanza el doctor.
No la alcanzan las doctrinas
de ninguna religión.
Se hace hetérea y de su alma
brota un torrente de amor.
Entonces yo cabizbajo
a la luna le dí la razón.
Y guardando pluma y tintero
desistí de mi humilde y vana intención.
Y de nuevo me volví a la cama.
Y a Hipno le pedí un favor,
de que en sueños me cantara la nana -Mi madre-
con su dulce y cálida voz. Luz perdida