Siempre supe que esto no proseguiría,
que aquel paraíso recitado por tú voz,
se esfumaría en las praderas indeseables del dolor.
Pues en un amor,no sólo deben persistir las hermosas
palabras que cautivan el corazón,
y esas engañosas promesas que se vuelven reales,
cuando las pronuncias debajo de la luna en su
envidiable esplendor.
Y después cuando la luna se esconde sin obligación,
y aparece en escena el sol,
tus palabras se las lleva el viento del verano,
que sopla sin ningún rencor a mi corazón,
pues no sabe que allí van esas promesas,
que salieron de tú boca sin ninguna intención,
por ser cumplidas por el que las originó.