Al hallarte envejezco en los brazos de la suerte,
a afrenta enfrento, el tiempo apacigua y da los años.
Sin excusa muestra todo, en la huella no hay engaños
la rustica virtud en el alma se hace fuerte.
Te amé antes, llenos de años no dejo de quererte,
de tanto estar juntos no nos vemos como extraños,
solo por sensatez esquivemos los peldaños,
pues apreciando la vida, honraremos la muerte.
En honor precioso nuestro ánimo es de valiente,
sano de ventura, a todos miramos de frente
sin miedo abrimos los ojos en cada amanecer.
La ilusión de terminar el día fortalece
queremos seguir viendo, qué mañana acontece
en presente. ¿Solo el espejo nos vio envejecer?
Autor: Alcibíades Noceda Medina