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Categoría: Amor

El hombre en su soledad

El hombre nace
y se hace viejo,
entre ficticia alegria
y verdadera tristeza,
hasta que un dia la muerte
salta de su madriguera
y le cobra su tributo.
Tenues son sus alegrias
y solidos sus tormentos,
que a su estructura se fijan;
asi es la vida del hombre,
nace, medra, vive y muere.
Su soledad es tan grande,
que a veces sólo él oye
el latido acelerado
de su propio corazón.
En el dia sus desdichas
no lo dejan ver el sol;
por las noches sus ojos
no admiran el titilar
de las estrellas,
porque sus lagrimas anegan
la vision de sus pupilas.
La inmensa soledad de su silencio
trastorna sus sentidos,
que si la muerte llegase,
no oiria sus pasos cautelosos de terror.
Los hombres con almas solas
abundan en este mundo;
el niño nace llorando,
el hombre opulento o pobre
va abandonando la tierra,
envuelto en sus gemidos:
es el grito de la vida,
es el canto de este mundo.
Dios es vida, vida es amor,
y el hombre al amor se arrima.
el tiempo rueda y rueda,
corre y corre;
a veces tarda en venir,
es esencia y esperanza,
y lo llamamos Porvenir;
es Pasado,
lo llamamos añoranza,
son recuerdos, remembranzas;
es Presente,
lo palpamos y lo vivimos;
es Futuro,
y ya vendrá,
y así sigue eternamente.
Y el tiempo ¿cuando empezó?
El filosofo nada sabe.
Y ¿cuando terminará?
Ni yo tampoco lo sé.
Tal vez,
¿al morir la eternidad?
Si es eterno no es finito.
En tan triste situación
está el hombre en este mundo,
siempre hay algo que pedir,
y por esta circunstancia
sabgra mucho el corazón.
En el mar de su silencio
incubó su soledad,
y gestó en su mente y carne
su aciago existencialismo,
con su fe desesperada
en su pecho atribulado.
¡Oh grandeza del silencio,
oh soledad silenciosa!
Pretende infructuosa,
a traves de los milenios,
como en el mito de Sísifo,
dominar con sus manos,
la pétra montaña
de su pétrea soledad.
El hombre tiembla,
teme
y aumenta su vacio interior,
y por ende, la angustia que lo sacude,
cuando, como agrimensor abstracto
mide la nada,
y exlpora el cosmos,
y precisa que está frente
a su finito destino,
ante el cual es un baluarte.
Del clautro materno nace,
y en el claustro maternal
de la tierra su organismo desintegra.
Todo es lamento y tristeza,
desde que empieza a nacer,
hasta que se esta muriendo.
-¿Donde está Job, el miserrimo,
y donde Creso, el opulento?
-En la tierra se pudrieron.
Lloran los que están naciendo,
lloran los que están muriendo.
La angustia kierkegaardiana,
que traduce en él
el sabor del temor,
cae junto a su nada finita,
que busca consuelo
en el blanco de la esperanza,
con sus manos tensas
puestas en el arco elastico de su fe,
lanza la ultima flecha del carcaj
de su infinita ilusion.
En el tiempo,
los humanos son miríadas,
no obstante,
son fragmentos pequeñisimos
en el vasto espacio cosmico.
Y ¿que es tiempo?
Es presente,
y aqui estamos.
Es pasado,
son recuerdos que se fueron,
como este tramo de tiempo
que persiste,
y que viviendo lo sentimos;
-flujo y reflujo inmutable
del humano acontecer-
y, que en su devenir constante
es eterno en su inmensa eternidad.
Datos del Poema
  • Código: 309586
  • Fecha: 26 de Junio de 2008
  • Categoría: Amor
  • Media: 6.81
  • Votos: 57
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,037
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: seba_kris
País: ChileSexo: Masculino
Fecha de alta: 09 de Abril de 2008
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