Si Dios me lleva antes que a ti
le voy a rogar, me conceda ser tu ángel,
poder velar tus sueños, si despiertas agitado,
servirte de consuelo, si estas agobiado servirte
de pañuelo, enjugar tus lágrimas, y decirte
al oído, mi Vida no sufras aquí te espero.
Tener la magia de llevarte de paseo,
de remontarte conmigo al cielo,
enseñarte desde arriba las maravillas
del universo, los mares, montañas,
ríos y riachuelos, sentarnos juntos
en una nube de ensueño, escuchar
el dulce trinar de las aves, el mágico
sol brillando a lo lejos, y por la noche
el esplendor de la de la luna, aquella
que en vida, con su mágica luz fue
cómplice de nuestros de furtivos
y mágicos encuentros. Si Dios me concede este deseo, en sus sueños no cabría la nostalgia,
cada noche variaría el itinerario y
el tren del olvido pasaría por su mente
sereno, no en el remolino que empañe
su sonrisa, ni su rostro, ni su aura etérea.
Algo sí te pido mi Dios, si él encuentra
en otros brazos consuelo y besa otros
labios y acaricia otro cuerpo con
la misma pasión, que otrora me dio,
aléjame de sus sueños, que en el
mismo cielo, este ángel de la guarda
moriría mil veces de celos y desconsuelo.