Solía codearme con el sendero de la muerte
en cada rincón de este mundo enmohecido
cual una parafernalia de héroes y pestes
bacterias inmunes a molotov y a estallidos,
solía abrazar la mitología de un calendario
en cada hoja gastada de los días caídos
abrazos de Judas, pacientes, solitarios,
mordazas de letras, rencores bienvenidos,
solía esconder mis ideas en laberintos
donde nadie llegaba a verter sus palabras
y en cada ocaso mi persecución al instinto
me daba seguridades, de vistas macabras,
solía entenderte, cuando nadie se sumaba
al ideal profundo de los locos selectos,
eramos la fauna de intransigencia que daba
seguros consejos y amantes perfectos,
solía cuidar de mis rebaños al tiempo
que blandía esperanza de echar dictadores
porque a decir verdad y con poco sustento
creía en la fábrica de leales traidores,
y solía escaparle a las venganzas arteras
esas que vagaban en el fondo del alma,
porque odio no sirve, porque apenas si era,
un eslabón pequeño, en el juego de las armas.
"...A Daniel Loez, (Serpico) en otro aniversario.."