Para hablar de ti,
hay que hablar con aplomo,
hay que decir
las cuatro verdades
y dejar que el verso
se complazca con cada uno
de sus tonos.
Porque solo te pintas
en cada sonrisa
de niño travieso
que sin medir las consecuencias
hace alarde de su fiereza,
más se encubre con la inocencia,
la frágil y delicada mirada. de una flor,
de la nostalgia sublime
que es recordar,
de la belleza que hay en tu intimidad,
de cada estado y ciudad,
de la magia que tienes al hablar,
de cada uno de tus platillos
que son un verdadero
gusto al paladar.
Del amor por tu tierra,
por tu gente
y la magia que hay en tu interior,
México, son tus mujeres
todo un esplendor.
y los volcanes
Popocatepetl he Izcaccihuatl
cuan guardias
montando frente al resplandeciente sol,
testigos silenciosos son,
de la gran cultura e historia
que por siglos marco,
la existencia de una raza,
y toda una civilización.