El Libro.

De los antiguos y oscuros libros que nos rigen
esclavos del rigor de profetas, filólogos y su grafía,
son temibles los que relatan el comienzo de aquel día,
irrepetible sentencia sobre el inescrutable origen.
Que luz detrás de otra luz fue la que hizo
vislumbrar lo que nació o tal vez ya estaba,
en la insondable oscuridad que se acababa
con las palabras que nacieron como hechizo.
Desde entonces los mitos y las leyendas seculares
condenaron o premiaron la lectura respetada
mas allá de la esencia o interpretación variada.
Siempre se supo que el hombre en sus despertares
leyó mil variaciones de siempre unívoco anatema,
mas allá que el libro fue salvación y también condena