Nuestro amor tiraba hacia la tiranía

Nuestro amor tenía toda la fisonomía de lo imposible.

Ya desde el inicio su rostro era doble, inconstante,

tiraba hacia la tiranía y el olvido; solo quedó la primera.


A pesar de todo esto, de lo ya conocido: de un pasado sin futuro,

de saber ajena a tu mirada, de no haber rozado esos labios,

a pesar de todo esto, el alma sigue tozuda ante tu recuerdo.


He intentado hablar con ella, darle consejos.

La he preparado ante la terapia, le he medicado dosis de abstinencia,

le he rogado que deje de pensarte, de nombrarte, de vivirte.


Nada es más irracional que esta sed que no se mitiga,

nada es más torturante que el deseo de tenerte,

de saberte lejano, sin ningún sentido a esta melancolía.


Ya nada tiene lugar ahora.

El tiempo corre, pasa, se evapora.

Camino lenta ante él, no puedo alcanzarlo ya.


Esperar ¿Esperar el silencio?

Aguardar a que el mar se aquiete

A que la marea baje y me preste un poco de su atención.


Estar dentro de una burbuja que no revienta.

A cada momento sentir que me asfixio

Que me ahogan estas ganas de mirar tu faz.