Tiempo de vértigo que es ajeno a dolores
disnea, fragilidad, limites o quebranto
y ostenta triunfal de la pasión el manto
que sabe a miel y no vislumbra errores
Insolente ebullición de humores y alegría
Perfume a nuevo, suave, virgen e inocente
eroticidad que ignora males del presente,
solo en complicidad con la luz y el día.
Tormentos breves, desenfrenos y locura,
en formas, deseos y poemas inconstantes
todo en ráfagas que cambian sin cordura
donde el esbozo de razón dura un instante.
Destellos y luz de alba en bella anatomía
esbozo inicial y luego trazo de primores,
nuevos y sanos, refugio de dones y de amores
fugaces, dolientes, esclavos de deseos o porfía.
Primer amor que suele no olvidarse,
mas allá de frágil rigidez de la estructura,
que el recuerdo pintara con trazo de hermosura,
esas sensaciones locas que habrán de disiparse.
Juventud, tesoro te llaman y yo ignoro
si realmente sos tiempo real o figurado
porque cuando vibro en ti, ya sos pasado
y siempre vivís en recuerdos que atesoro.
La experiencia es tal vez impensada utopía
y la sabiduría siempre es vista con desdeño
es solo de vacuidad y sombras el empeño
que se nutre de suerte y ligera fantasía.
Te voy dejando juventud, condena inexorable,
ciclo que volverá tardíamente en algún ruego
cuando la quietud de visionarios ojos ciegos
vea en lo que hoy desdeño, todo lo deseable