Hoy conocí a la indiferencia
¡Conocí a la indiferencia!
ya no se siente ni tristeza
por un supuesto amor que
ha terminado, que se ha ido,
que se ha alejado, se ha desvanecido
cuando el ver a ésta gente,
lo que te produce es apatía,
te colma estar a su lado
te brota un gran desenfado, pereza de estar a su lado,
¿para qué hablar lo ya oído?
casi ni siquiera escucharle,
pues adivinas desde ya,
lo que él quizá considera
algo muy divertido, y de
su boca brotarán palabras?
de esas que bien sabe una
que sólo son palabras necias,
Cuando llega ese hastío,
la indeferencia cruel,
El mayor olvido...
el no me importará saber
nada: si es o deja de ser,
si acaso aún existe o a mejor
vida se lo llevó la muerte,
si su cuerpo dejó de existir,
si acaso todavía vive...
¿que si la indiferencia es mucha?,
No lo creo así, ya que siento que,
hasta la indiferencia se alejó de mi
con su partida, se fue toda ilusión
si acaso es que la hubo
¿Su partida?... o sería acaso
¿mi partida?
fue una despedida absurda
en busca de algo,
pero todo estaba vano,
su corazón lo mismo
que el mío, ya ni siquiera
se dieron un adiós
de esos que se dan dos
seres que se han querido
ni siquiera se sintió frío,
ni desilusión...
¡nada!
yo no creía en lo absoluto,
más este adiós se le parece,
lo he sentido, absolutamente
de muerte, de un alguien de quien
nada en lo absoluto has sabido
y ha quedado en la mayor soledad
con una absoluta indiferencia
y hasta te sientes libre del peso
de cargar siempre ese compromiso
por la sociedad hecho en forma de respeto
a un individuo cibernético e intangible
pero que más allá del monitor, existe.
Lara Elra Cira
Para sorpresa mía