Tus ojos son dos lucecitas traviesas,
atónico no te quito la mirada,
ven a liberar mi nave encallada,
ponme de nuevo a mar traviesa.
Sediento estoy entre tanta agua.
Te divise desde el mástil de la nave,
ayúdame a llegar hasta la arena suave,
o remienda mi vela con tu enagua.
Soy viajero sediento de lejanía.
Tus labios son arrecifes y letanía.
Mar de besos es redención de agonía,
dame aire de tu boca, termina tu tarea.
Tu riso de oro el viento revolotea,
la tersura de tu piel aun me marea.
Autor: Alcibiades Noceda Medina
Amigo Noceda: Es un placer leerle nuevamente. Lindo soneto bañado con la sed del amor en cada estrofa. :pregunta: Su tercer diez y mi abrazo, Ivette Rosario.